jueves, 5 de noviembre de 2009

Poemas



CAMELIA
Baila, escupe,brínca con ahínco,
Escarba entre el cieno y el gris de mis inviernos.
Me arrollaste mariposa
con tus petalos de lluvia,
remolinos púrpura,
palabras de viento.
Desbordo entre tus llagas
asfixiante hermitaño,
lamo y cicatrizo el rastro de otras manos.
ambos fuimos presa del desierto,
nos encontramos en el ojo de la tormenta
y de una estéril grieta ya sin sangre,
una flor colorida brotó.


Oh camelia, flor de fuego
alimentas promesas de besos marchítoste
te fíltras violeta en la sombra del crepúsculo,
mientras desavaneces mis temores.amanece en tus ocasos.

Mariposa me arrollaste,
fuíste gota cristalina,
mojaste el desierto
de la nada que hoy me abunda,
habitaste las ruinas de un pasado mustio
y fui pioneroen tus tierras ya exploradas.

Fuimos sol y luna,flor de fuego, flor de lluvia.

Flor que surge entre mis avatares
revientas mis llemas que acarician tus espinos,
has lacerado una llaga infinita
heridas habiertas por adamantinos.


Baila, escupe,
brinca con ahínco sobre el capullo de mi pecho
ahoga tus anhelos con la sangre de mis muertos
agrieta y resquebraja cada gota de mi cuerpo
que este desierto sacíe tu apetencia,
ya nada queda en este pecho
nada, nada que pueda ser desecho.

MIRLO

Aun llevo su marca en mi cuello,
anelante cicatríz
de una noche prohibída.

asoma en mis sueños,
se filtra por la ventana, se escabulle
entra y sin permiso alguno,
debora mi sexo.
yo me dejo.

con mirada de ciervo observo su vuelo
ella cae en picada de narcosis
con cautela atraviesa mi pecho desnudo
partído en pecado, sometido en su himnosis


a picotazos engulle la carne que me brota,
y de mi cuerpo aflora un dolor placentero.
de sus ojos brillantes, un cristal se derrama
recorre sus llabios,
sus pechos en llamas.



Vuelve bajo una luna llena,
me regala besos de hielo,
aullenta con sus péndulas de escarcha,
los demonios infestos que parten de mi pecho



Regresa, mirlo de mis lunas,
degolla cada làgrima aciaga,indaga hasta lo ondo de mis ulceradas lunas,
Debora la sangre maldita que emano.



Mirlo de mis quimeras, regresa como aquella noche
vuelve y arrabátame lo podrido que me compone
aleja el carbón de un fuego extínto
engulle todo rastro
de este corazón maldito.

Poemas 2006

Eternidad


son tus cejas ríos donde me hundo a nadar


me ahogo, titilo.


Tu pelo es el marque la brisa hace ondular,


yo un solitario velero que navega con rrumbo indefinido.




Tus ojos son lagunas donde el reflejose pone a graznar.


¿Tu boca…?tu boca, la eternidad.




Emociones


Disueltas las palabrasque un día tuvieron sentido


aquellas que un día clavaronnavajas y cuchillos.


Cálidos sentimientos fueron momentosde pasión


ahora fríos recuerdos sonamantes del desamor.




Estas grietasya no fluyen sangre,


esta sangreya no tiene color,


ya no queda en este agujero


aquello que llaman corazón.




Desconosco quello del miedoya


no existe dolor


hoy sólo queda un gran vacío


latente en mi corazón.




Mis emociones están dormidas


despiértalas por favor


sólo tú tienes la fuerza


sólo tu tienes el calor.




O dirige a mi pecho una espada


Y termina esto de una vez


Pues es mejor estar muerto


Que vivir un mundo al revés.




Impulso al vacío


Llamada en la apatía


luz negra sin salida


ojos negros seductores


pericia de los amores.




redada de la conciencia


la que me dice “ten paciencia


,que aun te queda tiempo”


el tiempo es sufrimiento.




"cordura amargura”le digo sin censura


mejor dejarme llevarcomo ente inherente


¡a la muerte a la muerte!la que me hunde en el olvido


que me quita de un soplido


toda esencia, pena o decadencia.




Y le miro y no vacila


entre cuerdas y cuchillas


y me mira me intimida


tentándome la vida.




Esperandote


Deshilando las horas


que tan lento me matansólo pienso en ti.


Tocando con mis yemas


la suave espuma de tu piel


salado aroma semejante al mar


húmeda conciencia de mi soledad.




Aun te guardo en mis memorias


las que me matan con tu ausencia


presencia del olvido


carencia de tu ser.




Deseando que la vidasea un flash de tiempo


que el tiempo sea un instante


que un instante sea eterno.


¡Que la gran ruedadeje de girar!


que sólo para nosotrosla noche nunca llegue a terminar.




Sentidos


Aquel instante el de sueños decaídos


el de sangre derramada


el de lágrima brotada.




Instante detonante


de bombas estalladas


de rizas alargadasd


e gritos de alegría


risa extasiada.




De encuentro de los labios


el secuestro de las penas


de la sabia compartida


cosa hermos, cosa buena




De la mano estrechada


a un amigo muy querido


de brazo otorgado


cual abrazo al hermano




De suave brisa que me roza


y acariciame calienta de alegríala caricia, la caricia.




Señor emprendedor


HumanoTan egoísta, tan cruel


cómo es posible, tanta avaricia


excluyentes clasistas.




¿Qué creen que son?cuanta arrogancia


ambición de poder


¡viva la ignorancia!.




Ahora es el momento


al que tiene corazón


que grite contra el vientoq


ue luche contra la explotación.




Incertidumbre


Cuando todoestá en orden


apareces tu


y desaparezco yo


como yo conocido.




Me robas el sueño


me quitas la paz


me transformas completo


en un ente caótico


de dudas infinitas


de sollozo sin cesar.




¿Cómo es posible?¿!cómo tu, cómo tu!?


Destruyes todo loo ya en mi creado


¡tanto tiempo tomado!En vano me he esforzado




Inmerso en el reflejo


de tu sombra tan fría


como la planta a la que la luz del sol no llega.


ya no quiero ceder¿tengo acaso opción?


si la tengo


pero soy débil de corazón.

jueves, 15 de octubre de 2009

El rostro de la muerte

Caminaba nuevamente paso a paso de naturaleza mecánica. Me movilizaba por la propia inercia de mis piernas ante el tumultuoso mundo de vigas y paredes de lívido color con tenue tendencia al gris manejada por un incontrolable paso del smog que brota del cotidiano andar de los autos.
Como de costumbre observaba con ojos de cansada rutina, cual se puede ver en el rostro de los hombres de maletín y corbata, o en el guardia de seguridad de algún establecimiento de otro ambicioso, la ciudad que tan afanosamente me había acogido durante los últimos años para convertirme en una hormiga rutinaria más. Era una noche común y corriente salvo que la hora discrepaba a la que regularmente suelo regresar a casa pues volvía de una reunión amena con unos amigos seudo intelectuales, seudo científicos, seudo artistas, y todos ellos como yo seudo muertos vivientes (y digo seudo puesto que para el trabajo de sobrevivir éramos mediocres). Sospecho por la posición de la luna, que era alrededor de las doce. ¡Ay luna! Cuan bella y ajena eres a esta humanidad. Cuantas generaciones pasaste frente a nosotros siendo fuente de diversos mitos, néctar de los poetas que a sus musas con pena o alegría formaban sus versos. Cuantas noches, perla etérea, alumbraste el camino de los melancólicos transeúntes, que tan difícilmente apunta a un sitio definido. Y cuantas veces fuiste mi única compañera en la soledad, evocándome suspiros de nostalgia provenientes de lo hondo de mi pecho. Y sin embargo sigues siendo tan ajena, utópica y silenciosa, pensando en coquetear con el sol ante un infinito de azares.
Bueno pues, sin aburrir más al lector, continuaré con el relato de una noche que rompe lo cotidiano. Como he dicho, era alrededor de las doce. Había llegado ya a la calle que en línea recta llevaba a casa. El camino presentaba un dualismo singular, a la izquierda una monumental montaña oscura de la cual, solo me separaba un barranco lleno de casitas construidas a media taja que amenazaban desplomarse al primer capricho del viento, y a la derecha, por el contrario, muros gigantescos haciendo centinela a los altos y extravagantes edificios, edificios lo suficientemente coloridos como para ganar la simpatía de dios. De repente mientras reflexionaba acerca de las contradicciones de un sistema in equitativo hallándome así en la línea que dividía ambos mundos, la neblina empezó a bajar como espectro cubriendo los faros que desde los astros titilaban. La calle hubiera sido abrazada, por la grotesca sombra de no ser por los faros de luz que como cíclopes proyectaban su mirada al negro asfalto. Este juego de luces entrecruzadas, se filtraban entre la niebla con un naranjo color similar al de una hermosa tarde o, visto desde otro sentido más adecuado al contexto, similar a las llamas del infierno. Entonces empecé a sentir una fuerte opresión en mi pecho, el aire fluía con dificultad, en efecto, el ambiente había cambiado. Sentía una sensación similar a la de estar frente a una cripta a medio profanar, ante este sentimiento sepulcral, los cabellos ondulados que de mi cabeza partían, se volvieron tan rígidos, que fluían como una cascada helada. El miedo como nunca había abrazado mente dejándola paralizada, y a mi color, como el color de la pálida luna. Sin embargo mis piernas continuaban moviéndose, avanzaban atraídas como si un agujero negro me absorbiera, un agujero negro de perdición.
Quería detenerme, sabia que delante de toda esa siniestra niebla, se encontraba aquello que tanto pavor me provocaba. Es increíble como la percepción puede ir más allá que los sentidos, finalmente no existe motivo conocido para este estado. Así me vi inevitablemente dirigido hacia esa desconocida energía y gradualmente el temor se fue transformando en resignación como el hielo se transforma en líquido y la resignación se fue trasformando en una ardiente impaciencia como el líquido se transforma en vapor. ¡Que increíble es el ser humano! En un momento dado tenia un temor desbordante, y en cuestión de efímera naturaleza, el temor se transformó en una impaciencia salvaje por encontrarme cara a cara con mi destino.
Mi mirada inconcientemente se fijó en un horizonte trazado por la niebla, se fijaba en un punto indefinido. Expectante a poder divisar algo que calmara mi euforia, me sentía como un niño expectante a abrir su regalo aun sabiendo que éste podría ser algo feo. Entonces empecé a divisar una figura, una silueta que atravesaba la niebla dejándose ver cada vez más detalladamente. Parecía ser una persona bastante alta, no podría definir su género. Vestía una ropa muy clara, blanca como paloma, más su Tes., era tan oscura como sombra de una sombra. Apreciando absorto estos detalles, bajé la mirada como recuperando el control, y en cuestión de un instante una reflexión cruzo por mi cabeza “creo que estoy ante la presencia de la muerte en persona, ahora, este es el momento preciso para sacarme de esta vida de hormiga rutinaria, puedo arriesgarme a ver su rostro y… no! No puedo, ¿he acaso olvidado a esa hermosa flor que hace de mi vida especial? No puedo dejarla sola, ahora que quiere tanto de mi, y tanto quiero yo de ella. Cómo dejar de lado ese cariño que transforma mis noches en días, ese cariño que hace florecer al desierto más árido y que transforma en mariposas coloridas a las horas.” Terminada esta reflexión y viéndome cada ves más cerca, llegué a concluir que no debía ver es rostro desconocido, sin embargo este se acercaba llamativo y tentador. Mi voluntad se volvió endeble, ¡no podía más, la tentación me dominaba. Estaba a pocos pasos y pude ver de reojo que me sonreía.
Era el momento, mi alma había sucumbido ante la tentación, conciente ya de mi debilidad me dispuse a ver el rostro de la muerte, el corazón palpitaba con fuerza, estaba a punto de regresar a ver su rostro. Pero aunque ni alma había decaído, mi corazón no, evite pues la mirada del espectro. Pasó por mi lado mientras que mi cabeza estaba agacha.
La niebla se disipo rápidamente, el aire nuevamente fluía con avidez por mi pecho. Las estrellas y la luna alumbraban una vez más. Llegué a casa y como nunca, sentí el deseo de saber ante qué me había presentado, sintiendo que el evento nunca se volvería a repetir.
Creo que nunca sabré que era aquello, mas si hoy en día, dadas las circunstancias actuales, volviera a encontrarme ante tal espeluznante situación, no vacilaría un segundo en mirar el rostro de aquel ente, y extenderle una larga y amigable sonrisa